Si no estás segur@ de lo que tu pareja siente por ti, fíjate en los mensajes subliminales. Movimientos, posturas y expresiones faciales dicen mucho más de lo que parece.
El lenguaje corporal y las emociones están íntimamente ligados, incluso hay una disciplina, la kinésica o quinesia, que se encarga de estudiar la relación entre ambos; y es que nuestra forma de comportamos, de acuerdo a la opinión de psicólogos y sociólogos, delata diferentes sentimientos y expresiones que no se logran decir con palabras.
Mírale a los ojos
¿Pupilas dilatadas? ¿Mirada ‘chispeante'? Eso es que siente algo por ti. El deseo sexual hace que los ojos parezcan más grandes y la mirada más expresiva. No es una impresión subjetiva, sino la consecuencia de un neurotransmisor, llamado acetilcolina, que dilata las pupilas. El deseo sexual, como el miedo, estimula el sistema nervioso simpático, uno de cuyos efectos es abrir ampliamente las pupilas. También hace que se relajen los músculos alrededor de los ojos, creando un suave efecto ‘de ojos saltones'.
Así que no te cortes y trata de mantenerle la mirada durante cuatro segundos o más. La reacción es inmediata. Si el contacto visual es intenso y prolongado significa que se siente atraído por ti, girará su cuerpo hacia ti y acortará distancias. Éste puede ser el comienzo de una bonita historia. Si no hace ningún esfuerzo por mantener tu mirada y desvía su atención hacia otro sitio es posible que oculte algo o que realmente no tenga demasiado interés en conocerte ni en lo que le estás contando.
Observa su postura
Pon atención a los pequeños detalles, su actitud y su postura al hablar contigo puede darte muchas pistas. Si mantiene una posición abierta, significa que está cómodo con tu compañía. Presta atención si se inclina hacia delante, acerca su brazo o el pie al tuyo. Son movimientos de acercamiento muy calculados, que aparentan ser casuales pero no lo son en absoluto.
Según el antropólogo David Givens y el biólogo Timothy Perper, la clave está en las caderas, y explican que cuando estás con alguien que te gusta, inconscientemente se tiende a cambiar de posición hasta alcanzar la "sincronía total del cuerpo". ¿Eh? Pues esto quiero decir que "giran sus cuerpos de manera que los hombros se alinean y quedan frente a frente". Esta rotación puede darse antes o durante la conversación. Las parejas enamoradas a menudo se mimetizan, reflejando sus acciones en las del otro, y comienzan a moverse como si fueran uno. ¡Es la danza del cortejo! Si él toma de la copa, ella lo hace también. Si uno cruza la pierna, el otro hace lo mismo. Si se inclina a la derecha, el otro lo hará igual. Se mueven en un ritmo perfecto, mientras se miran uno al otro.
¿Intenta llamar tu atención?
Hay toda una serie de gestos que nos delantan. Las tácticas son variadas. Los hombres mueven los hombros, se estiran y exageran sus movimientos. Por ejemplo: en lugar de usar la muñeca para agitar la bebida, utilizan todo el brazo. También adoptan poses altivas que expresan dominación o flirteo. Ahí van unas cuantas: apoyado sobre la pared, con el brazo en alto, recostado sobre la silla con las manos enlazadas tras la cabeza, los codos en alto y el pecho fuera, o andando en tu dirección, sonriendo, con la espalda arqueada y sacando pecho. Todo menos ser discreto. Al reírse lo hacen con todo el cuerpo y tan fuerte como para atraer una multitud.
Las chicas sonríen, miran e ‘invaden' su territorio. Suelen tocarse el pelo, cabecear, mirar con timidez, reírse, dejar caer los párpados, lamerse el labio superior y ocultar su cara tras la mano. Todo para llamar la atención, como si quisieran decir: "mírame, estoy aquí».
Está eufóric@
Según Helen Fisher, biólogo-atropóloga y experta en conducta humana y atracción interpersonal, el enamoramiento está asociado con un incremento en los niveles de dopamina (que elevan nuestra capacidad de atención y concentración hacia un objetivo) y norepinefrina (que provoca aumento de energía, euforia, insomnio y pérdida de apetito) y un descenso en los niveles de serotonina (que provoca conductas de tipo obsesivas).
"Cuando nos enamoramos, en nuestro cerebro se activa una zona que produce dopamina, un estimulante natural del sistema nervioso que nos hace enfocarnos, mentalizarnos, tener más energía y movilizarnos hacia nuestro objetivo: la persona amada", explica.
¡Te ha dejado el coche!
Un gran paso, confía tanto en ti que te deja su bien más preciado. Cuando entramos en la fase de ‘apego', una vez superada la etapa inicial en la que todo es más irracional, se produce un aumento de los niveles de la oxitocina (la hormona ‘de la unión') que nos hace confiar en nuestra pareja. La oxitocina se libera durante el contacto sexual y es responsable de impulsar los sentimientos de afecto y compañerismo. Después de esto vendrán otras cosas como presentarte a sus amigos (la prueba de fuego), presentarse de improviso en tu casa (pasaba por aquí), dejar de ir al futbol por ir al cine a ver "lo que elijas".
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