miércoles, 6 de abril de 2011

Cómo debe comportarse un joven Jefe Y Como debe ser La Conversación Personal con su Jefe?

Un buen jefe no ha de ocultar su inexperiencia, más bien reconocerla, y dejar que le aconsejen sus colaboradores antes de tomar una decisión. Un jefe que reconoce su inexperiencia y permite que sus colaboradores le aconsejen hace que disminuya la resistencia de aquellos contra su persona, anima a una disposición de buena colaboración, y gana prestigio como jefe .

El jefe que tenga a su cargo colaboradores con mayor experiencia que la suya en la especialidad deberá reconocer su inexperiencia y admitir consejos de los otros.

Así se consigue que en los colaboradores se despierte el interés por un buen trabajo de equipo. En la orientación al logro, base del liderazgo, el jefe ha de aprender a confiar en sus colaboradores .

Algunos jefes ya de edad no se han ocupado de seguir formándose en su campo, perdiendo así la conexión con las técnicas modernas. Es muy frecuente que estas personas traten de sustituir su falta de conocimientos por un comportamiento autoritario.

La conversación personal con el jefe actúa sobre los sentimientos del colaborador y hace que éste se sienta algo más que un robot integrado en una fría impersonal organización.

Las conversaciones con el jefe sobre asuntos marginales al trabajo se juzgan como reconocimiento de tipo social.

Los colaboradores a quienes no se les reconoce su trabajo pueden por esta causa ceder su interés. Es necesario reconocer el buen comportamiento con más frecuencia que criticar el malo. Hemos de distinguir entre el reconocimiento laboral y el social. El laboral debe hacerse cuantas veces mejor, en cambio el social, únicamente de vez en cuando. El reconocimiento laboral garantiza la importancia del trabajo y su correcta ejecución.

Una buena parte de los seres humanos consagran el mayor tiempo de sus vidas y sus energías a lograr este reconocimiento. En cierto modo, es el deseo de ser admirado y respetado. Si no se puede observar este reconocimiento en cosas importantes, se busca en banalidades o mediocridad.

Esto se puede trasladar a la vida cotidiana ya que la inmensa mayoría de las veces el que habla sólo está buscando que los demás reconozcan su importancia. Veamos algunos ejemplo:

-Mi hijo cada día es más listo. ¿Sabes lo que hizo ayer? (claro de tal palo...).

-No hay avería que se me resita en el coche (¡qué lista soy!)...

En ninguna parte es tan necesario el reconocimiento de la propia importancia como en el trabajo porque este reconocimiento está ligado a la propia subsistencia. El reconocimiento por parte del jefe de la importancia del colaborador en el trabajo es una forma más de seguridad.

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