sábado, 16 de abril de 2011

Hablar durante el coito aumenta el deseo

Eres de los que susurra palabras dulces al oído de tu pareja o prefieres gozar en silencio?.Hay frases que dichas en el momento oportuno además de fortalecer nuestro ego, alimentan nuestras fantasías.


La falta de confianza, el miedo a meter la pata o nuestra educación condicionan nuestra forma de actuar bajo las sábanas. Pero el hecho es que tanto psicólogos como sexólogos afirman que la comunicación es clave en la vida de pareja. Para llegar a entendernos y conocernos es esencial mantener un diálogo fluido, en todos los ámbitos de la relación.
Algunos disfrutan hablando durante el acto sexual, otros prefieren quedarse callados y otros creen que hablar después de hacer el amor ayuda a lograr una integración de pareja, más allá del placer carnal. Pero la mayoría se conforma con dejar escapar algún que otro gemido acompañado de un "¡Ay! ¡Uf! ¡Oh, sí! ¡Ahí, ahí!¡Sigue, sigue! ¡Más, más!" mientras la respiración entrecortada rompe el silencio.

Lo que está claro es que el lenguaje está cargado de erotismo y si sabemos cómo podemos utilizarlo como un estímulo más para enriquecer la vida sexual de la pareja. Hablar sobre aquello que nos gustan que nos hagan en la cama es muy importante para tener una sexualidad plena además de ser divertido y excitante. Atreverse a decir lo que quieres en ese momento, cómo te gusta que te toquen o cómo te estás sintiendo. Incluso, ¿porqué no? Se puede confesar nuestras fantasías sexuales y jugar a recrearlas asumiendo otros roles. O decir alguna que otra grosería subida de tono, siempre que la otra parte no lo reciba como una ofensa y evitando las malas interpretaciones.
Pero eso sí, si no os conocéis mucho quizás sea conveniente preguntar primero y si hay confianza saldrá de manera espontánea, sin planearlo. No hay que tener miedo al ridículo o a la reacción de la pareja.

Acertarás si... le pides o le ordenas (en caso de que le guste ese rollo) lo que quieres que te haga. Puedes guiarle con la mano o con un suave movimiento. También puedes decirle lo que le vas a hacer y cómo para caldear el ambiente. Pero ¡ojo! No hace falta que lo vayas retransmitiendo todo como si fuera un partido de fútbol, contándote cada jugada detalle a detalle.
Dile cuánto te gusta, que te encanta cómo se mueve, que estabas deseando hacerlo, que te pone a cien... Toma la iniciativa y dile que no puedes esperar más, que estás supercaliente pero luego cédele el mando un rato con una frase tipo "házmelo como tú sabes que eres un hacha".
Un consejo: cuando le hables no dejes de mirarle un instante a los ojos. Verás como aumenta la intensidad, su temperatura, su frecuencia cardiaca y el ritmo de la respiración.
No funcionará si... repites constantemente: "¿Te gusta? ¿Te gusta? ¿Qué tal? ¿Así va bien?" Tampoco es el momento para hablar de cosas cotidianas ni para hacerte el sincero y soltar frases inoportunas como "¡anda, si no te has depilado!". Y por supuesto nada de criticar su cuerpo o hacer comentarios sobre su tripa, los flotadores o cualquier otra imperfección que tenga como cicatrices, lunares, celulitis, etc. Otro error, insistir en pedirle cosas que no quiere hacer como sexo oral o anal. Son cosas que hay hacer con gusto no sólo por complacer al otro.
En cuanto a las frases picantes, es probable que te acabe dando la risa, al principio puede dar un poco de vergüenza o hacerte sentir ridícul@, pero puede que le cojas el gustillo.

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